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"Tartessos" fue el nombre por el que los griegos conocían a la primera civilización de Occidente situada en el suroeste de la Península Ibérica. Fue el primer estado organizado que se formó en la Península Ibérica, hacia finales del segundo milenio antes de Cristo, y que adquirió una extraordinaria personalidad política y cultural.
Los tartesos fueron los primeros hispánicos que se relacionaron con los pueblos históricos civilizados del Mediterráneo oriental, llegados al litoral peninsular con propósitos de tráfico mercantil. Por ello y por su riqueza minera, Tartessos alcanzó inmenso poderío. El país de los tartesos es citado en numerosas fuentes históricas siempre como pueblo rico y rebosante de esplendor.
Ubicación y periodo histórico
Estaba situado en una región bañada por el entonces río "Tartessos". Este río fue llamado posteriormente "Betis" por los romanos y "Guadalquivir" por los musulmanes:
"Tartessos es un río en la tierra de los iberos, llegando al mar por dos bocas y que entre esas dos bocas se encuentra una ciudad de ese mismo nombre. El río, que es el más largo de Iberia y tiene marea, llamado en días más recientes Baetis".
Con este nombre, por tanto, identificaban a un reino, al río que lo cruzaba y a la capital del reino situado en la desembocadura del mismo:
Eforos (Escimno, 162) escribe que la capital Tartessos estaba a dos días de viaje (1.000 estadios) de las columnas de Hércules (Gibraltar). Desde Gibraltar a la actual desembocadura del Guadalquivir hay 900 estadios.
A pesar numerosas descripciones pormenorizadas, la capital de Tartessos aún no se ha encontrado, ya que la geografía de la zona ha cambiado mucho en estos 3000 años. La desembocadura oriental es la única que hoy existe en la provincia de Cádiz pero era entonces mucho mas ancha que hoy. La desembocadura occidental no existe, pero se considera situada entre de la actual Matalascañas y Huelva, zona donde hoy sólo queda una cadena de lagunas como recuerdo. Entre estos dos brazos había una gran laguna y al menos una isla donde estaría situada la legendaria ciudad. Ni la laguna ni la isla existen, todo ello es un territorio de marismas en la actual Doñana o en algún lugar de la Costa de la Luz. Prospecciones en Doñana han detectado dos catástrofes naturales (o tsunamis) que provocaron el hundimiento de lo que pudieron ser islas o territorios secos, uno al rededor del 1500 a.C. y otro en el s. II d.C.
En cualquier caso, Tartessos era una sociedad muy urbana con numerosas ciudades a lo largo de la ribera del Guadalquivir. De las ciudades tartesas que hoy se conocen podemos citar algunas como Huelva y en su provincia Escacena del Campo donde se han encontrado los más importantes hallazgos sobre esta civilización. En las provincias de Cádiz (Turtha, hoy en el Puerto de Santa María), de Sevilla (Urso, hoy Osuna) y Etibirge (hoy Elvira en Granada) .
A modo anecdótico podemos mencionar una cita de Posidonio que afirma que los tartesios eran “ampulosos y de genio alegre”, algo que curiosamente encaja hoy con el carácter de los habitantes de estas zonas.
A partir de las excavaciones arqueológicas se ha dividido la cultura tartésica en dos periodos: Uno llamado geométrico, que coincide con el bronce final y abarca desde el 1200 al 750 a.C. y un segundo llamado orientalizante, que es cuando la cultura tartésica se empapa de elementos orientales provenientes principalmente de los contactos con fenicios y griegos y que coincide con la I Edad del Hierro y abarca desde el año 750-550 a.C.
Economía y comercio
El esplendor económico y cultural de esta civilización se debía a su gran riqueza en recursos naturales (agricultura, ganadería, pesca y minería) y a sus relaciones comerciales con los pueblos del Mediterráneo (en Europa y África).
Su riqueza por excelencia fueron los metales, especialmente el oro, la plata, el estaño y el bronce que ya extraían en el s. X a.C. De hecho Tartessos se convirtió en el principal proveedor del Mediterráneo de bronce y plata.
Importantes socios comerciales fueron los fenicios que en el s. VIII a.C. establecieron factorías comerciales en las costas, dentro del territorio de Tartessos, como eran Gadir (Cádiz), Abdera (Adra, Almería) y Sexi (Almuñécar, Granada). Este comercio era muy importante para ellos cuando las minas del Sinai de donde extraían estos metales cayeron en desuso. También los griegos mantuvieron relaciones comerciales con Tartessos.
Eforo, Aristófanes y Estrabón citan a Tartessos como tierra rica en recursos marinos y terrestres y centro de contratación de plata y metales.
Según Estrabón, los tartesos construyeron también obras de ingeniería para regular y aprovechar el caudal del río (Guadalquivir); asimismo asegura que existían a orillas del río gran número de ciudades ricas y florecientes.
Heródoto escribe en el siglo V a. C., que Tartessos era emporio de gran riqueza más allá de las Columnas de Hércules.
Gobierno y cultura
La forma de gobierno de Tartessos era la monarquía con sede en una capital desde la que controlaba todo el territorio.
Anacreonte en el 530 a. C. hace referencia en una de sus obras a la riqueza y la complejidad política de este reino y Estrabón señala en sus crónicas sobre sus descendientes los turdetanos y túrdulos: ...son considerados los más cultos de los iberos, ya que conocen la escritura y, según sus tradiciones ancestrales, incluso tienen crónicas históricas, poemas y leyes en verso que ellos dicen de seis mil....
No se sabe con exactitud si 6000 se refiere a la antigüedad o a la extensión de los escritos, ya que la palabra que sigue a la cifra es ilegible en el documento que se haya muy deteriorado. Tampoco se sabe cuándo apareció la lengua tartésica en la península ni cuándo se comenzó a usar la escritura. Como hallazgos de la misma tenemos una serie de estelas datadas entre los siglos VII al V a. C. y el más antiguo son grafitos en cerámica procedentes de yacimientos tartésicos como el Cabezo de San Pedro, en Huelva, datados entre el s. IX y el VIII a.C.
Tenemos citas sobre varios reyes míticos de Tartessos, como Gerión, al que Heracles le robó las grandes manadas de bueyes que pastoreaba a orillas del Guadalquivir; Norax, nieto de Gerión que conquistó el sur de Cerdeña donde fundó la ciudad de Nora; Gárgoris, que inventó la apicultura y el comercio y Habis que descubrió la agricultura, atando dos bueyes a un arado, formuló las primeras leyes, dividió la sociedad en siete clases, el reino en siete ciudades y prohibió el trabajo a los nobles. Pero sólo sobre un rey se tienen fuentes históricas concretas; Argantonio el último rey de Tartessos que se conoce.
El rey Argantonio
Heródoto escribe sobre el rey Argantonio ("Hombre de plata") último rey de Tartessos que reinó entre los años 630-550 a.C. En estos escritos menciona su incontable riqueza, sabiduría y generosidad y escribe sobre sus amigables relaciones con los griegos focenses.
Sobre este rey tenemos numerosas citas (de Anacreonte, Rufo Festo Avieno, Estrabón, Luciano, Cicerón, Plinio, Valerio Máximo...) en las que destacan su riqueza, pacifismo, longevidad y hospitalidad.
Heródoto escribe sobre la amistad de Argantonio con los griegos focenses. Cuando la expansión del imperio persa amenazaba las ciudades jonias de la costa occidental del Asia Menor, Argantonio llega a proponerles (a mediados del siglo VI a.C.) que abandonen dicha costa y se establezcan dentro de su territorio. Los focenses no aceptaron el ofrecimiento, no obstante si aceptaron 1500 kilos de plata que Argantonio les envió con objeto de reforzar las murallas de Focea, su capital en la actual Turquía. A pesar de todo, los griegos no pudieron frenar la expansión persa, y sus ciudades jonias fueron cayendo una a una bajo el dominio persa; Focea fue tomada y destruida sobre el año 540 a.C., diez años después de la muerte de Argantonio.
La política de amistad Argantonio con los griegos focenses debió ser muy molesta para los fenicios, que encontraban a los focenses competidores que hacían desaparecer su tradicional monopolio en el comercio con Tartessos. Estrabón hace referencia a este hecho al escribir que las mejores ciudades de este reino eran habitadas por los fenicios. Ahora Argantonio invitaba también a los griegos a hacer lo mismo.
Adicionalmente los fenicios ya habían sufrido la presión asiria sobre sus ciudades en oriente. La caída de su capital Tiro en el 580 a. C. en manos babilonias había marcado la independencia de la ciudad fenicia de Cartago que se convirtió en la capital del Estado púnico. Cortado el nexo con oriente, Cartago se concentró en el comercio con occidente. En posesión de una poderosa armada Cartago se convirtió en la primera potencia económica y militar en el Mediterráneo occidental.
Por ello, el comercio de Tartessos con los fenicios a partir del 580 a. C. (30 años antes de la muerte de Argantonio) no era ya con los fenicios de Tiro, como fue al principio cuando estos fundaron sus factorías en las costas del reino de Tartessos sino con los púnicos de Cartago, que dependían en gran medida de las riquezas minerales de estas tierras.
Fin de Tartessos
Probablemente la oportunidad para Cartago de adueñarse de estos recursos le llegó tras la batalla naval de Alalia en la que etruscos y cartagineses se aliaron contra los griegos venciéndoles. Esto ocurrió a los griegos en el año 535 a. C., cinco años tras la caída de su capital Focea a manos persas y quince años tras la muerte de Argantonio. Con ello queda cortada la ruta griega hacia Iberia y el comercio de los focenses con Tartessos.
Tras la muerte de Argantonio, (en el 550 a.C.) desaparecen todos los datos concretos sobre la monarquía de Tartessos de forma tan abrupta, que ello, junto con el hecho de que aún no se ha encontrado su capital, ha creado un gran misterio acerca de qué ocurrió, y si realmente sus ciudades fueron totalmente destruidas por los cartagineses.
En cualquier caso, la derrota griega, dejó a los tartesos sin sus aliados y expuestos al ataque púnico. En efecto, poco después, al rededor del 500 a.C., los tartesos habrían sufrido el ataque de los cartagineses. La capital fue sitiada, y, según una curiosa noticia, después de tomar la fortaleza que la defendía por la parte del mar, la muralla fue derribada por el procedimiento de lanzar contra ella una viga que se hacía balancear. Todo el imperio de Tartessos debió hundirse tras la caída de su capital y la misma suerte le cupo a Mainake (Málaga), la ciudad griega fundada bajo la protección de Tartessos. Así Cartago se adueña del Mediterráneo Occidental y la mayor parte de la costa mediterránea española queda bajo su influencia.
Este dominio púnico se mantendría en estas tierras hasta que Cartago se enfrentó a la Roma por la hegemonía en el Mediterráneo occidental, en las Guerras Púnicas, siendo derrotada totalmente en el 146 a. C. Esto marcaría la llegada de los romanos a la Península Ibérica, donde encuentran una región llamada "Turdetania" en que vivían los descendientes de los tartesos. A esta región la llamarían la "Betica" y al río "Tartessos" que la cruzaba lo llamarían río "Betis".
Otras referencias en la Biblia
Numerosos historiadores identifican el toponímico de "Tarsis" con la capital del reino de Tartessos. Si esto fuese cierto, tenemos más citas sobre esta civilización en la Biblia:
En el Oráculo en contra de Tiro, el profeta Ezequiel (27, 12) menciona que la plata, el hierro, el plomo y el estaño venían de Tarsis hacia Tiro. Los cuales fueron almacenados en Tiro y revendidos, probablemente a Mesopotamia.
En el Libro de los Reyes I se escribe que el Rey Salomón tenía naves de Tarsis en el mar junto con las naves de Hiram. Las naves de Tarsis venían una vez cada tres años y traían oro, plata, marfil, monos y pavos reales.
En Isaías, 2, 12, 16 se lee la siguiente cita:"Porque el día del Señor de los ejércitos aparecerá para todos los soberbios y altaneros, para todos los arrogantes; y serán humillados... Y para todas las naves de Tharshis y para todo lo que es hermoso a la vista".
La Biblia, al referirse a la toma de Sidón y Tiro (en el siglo VII a.C.) por los asirios, alude a la liberación de Tarsis del yugo fenicio.
Yacimientos
A parte de tesoros y piezas de arte hallados en diversos puntos del territorio anteriormente mencionado, en los que se detecta un activo comercio o intercambio con otros pueblos del Mediterráneo, los yacimientos tartésicos más importantes que se han encontrado son:
El Cabezo de San Pedro en un cerro situado en pleno centro Huelva, donde se han hallado un muro del siglo IX a.C. y cerámicas tartésicas (s. IX - VIII a.C.) con grafitos que muestran la escritura tartésica. Con esta escritura se han encontrado diversas estelas en Andalucía, Extremadura y en el Algarve al sur de Portugal.
El yacimiento de "Tejada La Vieja" situado en Escacena del Campo (Huelva): Ciudad habitada entre los siglos VIII y IV a. C. en la ruta que llevaría los minerales obtenidos en las próximas minas de Río Tinto a los puertos en la desembocadura del Guadalquivir, en el lago conocido por los romanos como Ligustino que ahora ocupan las marismas de Doñana. El perímetro amurallado y las estructuras de las viviendas se conservan sorprendentemente bien.
La "Necrópolis de la Joya" (en Huelva capital), datada entre finales del siglo VIII y la segunda mitad del siglo VI a.C. En ella se ha encontrado un conjunto de tumbas con numerosas piezas de ajuar, en su mayoría de bronce. Entre ellas destacan por su fino trabajo, restos de carros de caballos , un brasero , un anillo , jarras , urnas , vasos y quemaperfumes.
Más información:
Historia de España /
Tartessos /
Turdetania: Turdetanos y Túrdulos /
Cartaginenses en España
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